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Mostrando entradas de 2017

Weiner

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Weiner en casa de Hernando Ayala (Circa 1978, Barranquilla) .  (Foto obsequiada por Hernando Ayala). L legó un día a la calle 41 con 14, en La Victoria, al sur de Barranquilla, creo que traído por “El Millo”, hermano de “El Chago”, ese bizco con cara de loco que andaba metido en la casa de los González, los repeloneros. Weiner era entonces un joven moreno, de cabellos negros ondulados y figura maciza. Tenía las manos pequeñas y la estatura también. Al comienzo llegó detrás de la bola de trapo que se jugaba con frenesí todos los fines de semana. La mayoría de lo que llamábamos “El combo”, tenía entre 16 y 20 años. Casi todos teníamos un apodo. El que no tenía, Weiner se encargó de hallárselo y ungirlo. Creo que él fue el que rebautizó a Gabriel Mesa como “Cholla”, fusión de los términos “macho” y “olla”, inicialmente bautizado por Rafael Garrido y William Contreras. También bautizó a Mario Correa, a quien puso “El Paraguayo” a partir de una broma tonta que un d...

Los bosques de Canadá se incendian en verano

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El cambio climático en todas sus manifestaciones y con todas sus repercusiones es uno de los temas que más me aflige. No dejo de pensar a diario en sus expresiones cotidianas, en la farsa de los gobiernos y las empresas dizque para mitigarlo, en la indiferencia y la desinformación de la mayoría de la gente. Por eso escribo hoy sobre este tema duro, triste, difícil. En los últimos meses de mediados de este 2017, en el oeste de Canadá he tenido la oportunidad de ver el paso de una primavera lluviosa y gris (un postinvierno) a un verano en ocasiones intenso, en otras fresco, familiar. Pero lo que más ha golpeado mi ánimo han sido los días en los que densas capas de humo cubren el cielo de ciudades y poblados de la Columbia Británica. Miles de hectáreas de bosque han ardido. Prenden fácil. Muchas veces por las altas temperaturas, que algunos expertos y medios de comunicación llaman eufemísticamente “olas de calor”, pero que no son más que expresiones del evadido y subestimado cambio cl...

Carta a la señora Olga Genes

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La señora Olga Genes. Querida señora Olga: Un torrente de imágenes desfilan por mi cabeza cuando recuerdo los diversos momentos que compartieron en el pasado nuestras familias, sobre todo cuando los hijos aún éramos niños, adolescentes, incluso adultos. Son imágenes cálidas, intensas y fraternales con las que algún día me iré a la tumba. Señora Olga, nunca olvidaré la entereza con la que usted enfrentó los momentos más difíciles y dolorosos de su matrimonio, de la crianza de sus numerosos hijos, varios de ellos mis amigos inolvidables, como Gabriel y Pedro Nel. Sin embargo, una persona que destacó siempre entre ustedes fue la venerable y querida señora Modesta, modelo de mujer y ejemplo como ser humano. Sin duda, siempre estuvo sintonizada con los mejores sentimientos y valores del género humano, que desafortunadamente en nuestro país muchos de ellos han caído hoy en desgracia, por el vacío existencial, el egoísmo, la ambición desmedida, la falta de sentido, la men...

Buenos Aires nos quiso

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Donaldo Donado Viloria Buenos Aires es la capital de un país europeo que queda al lado de Italia y muy cerca de Francia y España. Allí llegamos, mi mujer y yo, en el vientre de un avión que aterrizó a las tres y cuarto de la madrugada (1:15, hora de Colombia) del primer sábado de abril de 2006 en el aeropuerto de Ezeiza, nombre que rebosa italianidad, como todo en esa ciudad. El aire era ligeramente frío. Luego de los trámites de inmigración y de retirar el equipaje, salimos en busca de la guía o de la persona que nos iría a recoger al aeropuerto. Cruzamos varias puertas que se abrían solas. Antes de cruzar la última, aparecieron, dispuestos en diagonal, mostradores de empresas de alquiler de autos. Hombres y mujeres jóvenes, desde detrás, nos ofrecieron, sin gritar, pero con decisión, el arriendo de automóviles. Me sorprendió que pese a la hora, todas las compañías, la mayoría extranjeras, estuvieran allí vendiendo, sin descansar. Al cruzar la última puerta, había va...